sábado, 13 de marzo de 2021

El cuaderno azul

Foto: Walter Alan

Alejandro era un ser muy curioso que se encontraba triste en casa por no poder salir a jugar con sus amigos. Una mañana dispuso a dibujar es su nuevo cuaderno azul, que su abuela le había comprado. Sostuvo en sus menudas manos un lápiz y comenzó a realizar lo que parecía un sol con cara. Alejandro, como todos los niños hacía muchas preguntas, que alguien debía contestar. Pero fue precisamente esa pregunta, con esa palabra secreta, que todos nos hemos preguntado qué significa realmente. -¿Qué es muerte?-  Preguntó el pequeño soltando el cuaderno y mirando fijamente a quienes le habían dado la vida. Su voz extrañada y fina causó una grave mirada entre sus padres. 

-La muerte… uum, la muerte… - Susurraba el padre.

La señora sostiene  las manos de su hijo  y piensa en todas las veces que ha querido obtener esa respuesta, una pequeña pista del misterio más famoso del mundo. Ella parecía estar más entusiasmada por una explicación que su pequeño. -¿Dónde escuchaste esa palabra? -Replica la madre.

Alejandro sin vacilaciones, cuza los labios, frunce el ceño y dice - ¡Pero yo he preguntado primero! – Aguarda unos segundos y señala a la periodista del televisor - ¡Ella lo dijo!-


-¡Siéntate a aquí conmigo  Ale! - Lo acomoda en el sillón de mimbre justo a su lado. La madre bien curiosa también dispone a escuchar a su esposo, el cual parecía muy seguro de una respuesta por la expresión de su rostro.

El padre mira el retrato gris en la pared; un señor que hace mucho tiempo no habita en casa, lanza un suspiro y recuerda las palabras que una vez su propio padre le contara. 


-La muerte… Hace mucho tiempo que abuelo no está, ¿lo recuerdas?- 

Alejandro responde moviendo la cabeza de un lado hacia el otro, haciendo entender que no.


- ¡Naturalmente! – Continúa el padre. 

- Dejó de vivir cuando eras aún más pequeño. Te quería mucho y siempre será así. En lo más profundo del corazón, el ser humano sabe que un día tiene la posibilidad de morir. Aun sin conocerla del todo le teme al misterio que la muerte esconde Terminar nuestros días y liberarnos de todos los dolores y pesares es realmente aterrador. El cuerpo, es muy pesado. Tú no lo notas porque eres aún muy pequeño, pero un día te pesará tanto que tendrás que darle un descanso. Para eso tienen que pasar muchos años y estés muy viejito y arrugado como el señor del parque, que siempre está leyendo los periódicos. ¿Ese sí que lo recuerdas?- Pregunta sonriendo. -

 

- ¡Sí! me llama “Alejandrito caramelo”, porque siempre llego al parque con un caramelo –


- ¡Pues sí! Es un señor muy mayor y un buen día va a descansar eternamente. Pondrá en reposo al cuerpo y dejará la mente con el último recuerdo alegre que se le pase por la cabeza. Abrazará al ser más cercano y mirará a lo lejos recordando. Eso también quiere decir que no habrá momento para otro beso u otra sonrisa. Es lo que comúnmente llaman “muerte” Ale, pero es más bien un fallecimiento. Cuando llega la hora del descanso, un tránsito para una reunión con aquellos que no tuvimos la oportunidad de conocer y esas personas que se nos fueron antes de lo que pensábamos. Es bueno que sepas, que el tiempo dirá todo lo que ocultó el silencio luego que cerramos los ojos. Para morir hay que tener mucha paciencia. Si quieres comprender la muerte, es menester antes comprender la vida, ¡la muerte es lo de menos! Morir es tan fácil que casi no llegas a sentir pena por la vida. Todo es un juego al azar en el cual pierde más el ser que nunca ha amado, que nunca dijo las palabras que tanto necesitaban escuchar. Pierde el que no atendió bien al profesor de la escuela, quién no tuvo amigos, quién lastimó a las personas que lo aman, esos que se disfrazan de orgullo y tienen miedo a vivir con una sonrisa. Esas son las personas que mueren, que caen en un olvido y nadie les recordarán. Las personas que amamos no mueren nunca, porque se encuentran aún vivas en nuestros corazones, esas solo fallecen. Cuando hablan de muerte en la televisión, quiere decir que fallecieron personas que otros no van a recordar, quizás porque no le conocemos. -


-¿Por qué mueren los niños? ¡Lo dijeron en el televisor!-


-Los niños mueren o fallecen porque hay personas que se equivocaron, que tomaron decisiones que no son correctas y otros sufrieron las consecuencias. La vida hijo mío, no se mide por el tiempo, sino por todos los momentos de alegría. La felicidad consiste en saber vivir con alegrías y tristezas, sacar lo positivo de cada acción. Esos niños perecieron, pero debes ver detrás la lección que nos dejaron. Cada muerte de una persona deja una experiencia, una enseñanza. Nos ayuda a valorar más la vida.-

 

-¿Quién inventó la muerte?-


-La muerte la inventamos los humanos, que somos seres que nos cuesta mucho aceptar el cambio, la ausencia e incluso las oportunidades. Sin embargo, todo lo que nos rodea está compuesto por una cosa llamada materia. Una cantidad de elementos que nunca se destruyen. Son como pequeños elementos mágicos capaces de crear una perfecta construcción que nos da formas y podemos verlas como esas manitos que tienes. Esa materia mágica nunca se destruye, ella se transforma en cualquier elemento. Pero eso es un secreto, que nadie sabe en qué nos transformares después de la vida. -


- ¿Entonces abuela cuando está enfadada es porque no sabe en qué se transformó abuelo? -


 El padre con toda seriedad sonría por dentro ante las ocurrencias de su hijo.

 -No se lo digas a nadie, pero yo creo que sí. - 


El niño abrazó a sus padres y continuó pintando, esta vez fue a por colores para continuar con su dibujo en el cuaderno. Parecía estar más concentrado en su dibujo y tenía un rostro de felicidad que nunca ningún adulto ha vuelto a tener en la vida. Quizás los adultos porque los adultos tienen la mala costumbre de poner límites a la felicidad. Con colores vivos y chillones el pequeño se desempeñaba en su tarea que parecía no tener fin. Al terminarlo cuidadosamente lo colocó sobre la mesita de noche que se encontraba justo al lado de su cama. A la mañana siguiente su madre lo despertó con un fuerte beso, Alejandro corrió en busca de su abuela. Esta se encontraba regando las plantas en el patio, de repente vio atravesar la reja verde a su nieto trayendo en sus manos el cuaderno azul. Ale sin previas palabras le mostró el dibujo que había realizado. 

En el dibujo aparecían toda su familia de la mano y una grande y hermosa flor justo al lado de la que parecía ser la abuela.

-Ale, el dibujo es hermoso, y esa flor es tan grande como la casita me tiene maravillada. Tienes mucho talento, de grande seguro serás pintor como tu abuelo.

El nieto sonriendo le contestó: -Abuela, esa flor grande es abuelo, descubrí el secreto, abuelo no murió, se transformó en una flor gigante para regalarte su aroma cada mañana. –


viernes, 12 de marzo de 2021

Hiss of clutter / El silbido del desorden

Hiss of clutter. / El silbido del desorden.


No one would ever imagine what force made him act in such a sinister way. There is no man on earth or in heaven who can suspect that charismatic smile. Not even the best mentalist, psychic, or psychoanalyst could decipher the evil in that hiss. No one ever realized that those eyes had never experienced the release of tears and their lips were unaware of the salt that is reserved in a tear.

An always firm and silent step, impeccably dressed, went through the streets of that city whose name I do not want to mention at this moment. Everyone in that hospital will remember the friendly smile that always lived on his lips until the end of the day, the melody, that melody that he released after his weak whistles that warned of the worst, when they heard it they knew he had killed. , than a tombstone and very soon he carved an epitaph, thus feeding the sulfur one more day, one more night. The same cats bowed to him, perched on his altar to watch the caravan arrive.

The truth is that no one could ever discover him, expose evil to the world and destroy his armor. Evil always hopes that one day the good will stand firm, even if it is through liberation. There is no devil for every story, not even the devil himself has real certainties. The truth is that it comforts us to know who to blame when we do not understand things. Good or bad, no one could tell.

One fine day they stopped listening to that catchy melody with a strong classical influence, but they identified everything as the Requiem of Dissaor.

So it was, someone narrated this story and it traveled from voice to voice until it reached you.

                                       Walter Alan Nielf


En español - Silbido de desorden

Nadie imaginaría jamás qué fuerza lo hizo actuar de una manera tan siniestra. No hay hombre en la tierra ni en el cielo que pueda sospechar esa carismática sonrisa. Ni siquiera el mejor mentalista, psíquico o psicoanalista podría descifrar el mal en ese silbido. Nadie se dio cuenta nunca de que esos ojos nunca habían experimentado la liberación de lágrimas y sus labios desconocían la sal que se reserva en una lágrima.

Un paso siempre firme y silencioso, impecablemente vestido, recorrió las calles de esa ciudad cuyo nombre no quiero mencionar en este momento. Todos en ese hospital recordarán la sonrisa amistosa que siempre vivió en sus labios hasta el final del día, la melodía, esa melodía que soltó después de sus débiles silbidos que advirtieron de lo peor, cuando lo escucharon supieron que había matado. , que una lápida y muy pronto talló un epitafio, alimentando así el azufre un día más, una noche más. Los mismos gatos le hicieron una reverencia, encaramados en su altar para ver llegar la caravana.

La verdad es que nadie jamás podría descubrirlo, exponer el mal al mundo y destruir su armadura. El mal siempre espera que un día el bien se mantenga firme, aunque sea a través de la liberación. No hay diablo para cada historia, ni siquiera el diablo mismo tiene certezas reales. La verdad es que nos reconforta saber a quién culpar cuando no entendemos las cosas. Bueno o malo, nadie podría decirlo.

Un buen día dejaron de escuchar esa pegadiza melodía con fuerte influencia clásica, pero identificaron todos como el Réquiem de Dissaor.

Así fue, alguien narró esta historia y viajó de voz en voz hasta llegar a ti.

                                   Walter Alan Nielf



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