Fragmento del libro El silbido del silencio (Ensayos sobre el Holocausto)
El 30 de enero de 1933 amaneció en Alemania como un día cualquiera. Nadie pensaría que ese día marcaría el destino de millones de personas inocentes. Con una decisión se estaba forjando un camino con agostas piedras. Dicen, que de buenas intenciones, se crea el camino al infierno. Algo en lo que tiendo a estar de acuerdo, salvo por una cuestión en particular. El infierno, rara vez se encuentra lejos del alcance nuestra propia vista.
Cabe resaltar que, incurre en un grave error el jefe de Estado, Paul von Hindenburg al reunirse con Adolf Hitler para nombrarle canciller de Alemania. Algo de lo que se puede debatir es si Hindenburg, tuvo o no, otra opción.
Una multitud desenfrenada salió a las calles para ver al hombre que prometía devolver la seguridad y estabilidad que tanto anhelaba el deprimido pueblo alemán. Para algunos el nuevo canciller representaba un hombre demasiado fanático, e incluso absurdo en mucha de sus ideas y un poco obstinado en otras. Lo cierto, es que esa imprudencia, fue determinante.
En esta vida, (dicen), todo es cuestión de tiempo, y pocos fenómenos han sido tan claros de demostrar. Es interesante ver como la paciencia y la perseverancia fueron cualidades estratégicas de Hitler, puesto que «tiempo, era lo que precisamente buscaba». Le entregaron el poder pensando que podían manipularle como una marioneta, en cambio, a la vista de las masas resultaba ser el salvador de un país que caminaba por una cuerda muy floja. Las masas a menudo no piensan individualmente, sino que se integran en la mente colectiva, por el miedo a no pertenecer a la sociedad.
Alemania, había sido una más de los tantos países, que habían entrado en los años treinta con una inestabilidad económica de la Gran Depresión, y pronto llegó a sentirse en el marco político y naturalmente benefició a Hitler. Años después se jactaría de aquellos días en uno de sus discursos.
Aún reinaba en los corazones una humillante y vergonzosa derrota en la Primera Guerra Mundial, esto hizo que el pueblo perdiera la confianza en el gobierno, que llamaban la República de Weimar. Una Alemania derrotada, bien puede decirse desmoralizada, y endeudada, con una situación que no parecía mejorar en ningún aspecto. Por si fuera poco la mala situación social, la inseguridad, terror y el temor al avance comunista explicarían cómo fue posible que el Nacionalsocialista se hiciera con el poder.
Hitler contaba con el 34% del Parlamento bajo su control, y para la aprobación de sus leyes tenía que disputar antes con Hindenburg, que aún era el Presidente de Alemania. (Algo que no era del agrado del canciller naturalmente.) ¿Por qué conformarse con una parte del poder si se puede obtener entero?
El mismo Adolfo Hitler recorría incansable toda la nación, hasta 10 ciudades en una semana. Su objetivo era ganar seguidores y fondos para su partido. Como buen manipulador y demagogo, tenía un discurso que alentaba a las masas para que apoyasen su mandato, no dudaba en hacer promesas que luego no cumpliría, pero en ese entonces quién prometiese trabajos seguros, pan y techo, le hubiese seguido cualquier alemán. El carisma, su excelente oratoria en discursos llenos de pasión terminaba por enmudecer a hombres y mujeres. Hacía muchos gestos que hipnotizaban a sus receptores. Las emisoras de radio transmitían sus palabras para dar la sensación de estar en todas partes. Hitler se hacía ver como el enviado que tenía la solución a tanto desespero social”.
Un manipulador posee grandes habilidades para mentir.
Son mayormente egocéntricos.
Utiliza el silencio para manipular y hacer dudar tus pensamientos. (Algo que Hitler empleaba a menudo en sus discursos.)
Realmente suele presentarse como una persona encantadora.
Utiliza tus palabras en tu contra.
Te cuestiona como individuo y tu salud mental.
Son personas que gozan de cuestionarlo todo a menudo.
Minimiza tus emociones, se ríe y las juzgan.
Queda una pregunta en el aire que todos nos hemos hecho: ¿Cómo es posible que el pueblo alemán, apoyara y colaborara con la ideología de Adolfo Hitler, poniendo fin a la democracia existente?
Es importante mencionar, que en la misma medida que las palabras cautivaban los corazones de Alemania, sus esbirros saboteaban reuniones comunistas, perseguían a los líderes como ratas, intentando disolver las concentraciones opositoras. La Schutzstaffel conocida como SS, se infiltraron en la policía para controlar aún más las denuncias a cualquiera de sus hombres por los actos represivos. De ese modo fue garantizando su victoria en las elecciones que pronto tendrían lugar. Si un hombre se propone conseguir el poder a cualquier precio, realizará cualquier acto para justificar su fin.
Sin embargo, la violencia no justifica que una nación caiga rendida a los pies de un hombre, siempre debe existir un lazo común entre las masas y el líder. Es decir, en este caso, Hitler supo moldear esos puntos en común, mediante la psicología de masas. Si bien Sigmund Freud, nos explica que un individuo puede bajar su pensamiento individual al de la multitud, entonces, la psicología de las masas es un fenómeno social donde los lazos deben ser encontrados.
Hitler solía mencionar en sus discursos «la familia alemana» y hacía referencia constantemente a «el sentimiento nacionalista que se debía seguir», términos muy ambiguos, para reflejar a la sociedad, así nadie puede oponerse a su planteamiento. Quienes se opongan a sus planteamientos, son considerados antialemanes y traidores.
Cuando Adolfo Hitler, comienza a moldear la familia alemana, no hace otra cosa que eliminar de la sociedad las carencias que el mismo había experimentado en carne propia. Para nadie es un secreto, que el modelo de familia que plantea, son todo lo contrario que lo que él había vivido en su infancia. Hitler, procede de una familia desestructurada, un padre alcohólico y una madre sumisa incapaz de revelarse. Él mismo es un hombre lleno de complejos, fue abusado física y emocional mente por su padre, a quien le profesa un gran rencor que lo exterioriza a individuos con menos posición que él, solía ser autoritario, obstinado, egocéntrico, le costaba generar vínculos afectivos con el sexo opuesto, características de un sádico o un masoquista pasivo con homosexualidad reprimida. Es interesante resaltar que Hitler poseía gran capacidad para la teatralización y el dramatismo, presentaba episodios de paranoia, histeria y hacía referencia al tamaño de la nación, algo que habla, no solo de sus necesidad de mostrarse al mundo y su obsesión con el poder, sino, de su complejo sexual.
La idea que se plantea a la sociedad, es establecer las bases sobre la familia, teniendo al Estado como cabeza y guía de la misma. La clase media, es quien mayormente sufre las consecuencias de las crisis, suelen vivir bajo el miedo constante de perder sus vienes, por tanto, intentan refugiarse en el estado. No es casualidad que fuera precisamente este grupo de ciudadanos, quienes apoyaran al canciller de Alemania.
Si bien, su poder era aún limitado, se presentó un hecho que lo cambió todo, dándole la victoria definitiva y comenzarían los años más terribles Europa. Las consecuencias se siguen viendo hoy en día. ¿Cuál fue este hecho, que sirvió para someter a todo un país?
El 27de febrero de 1933, a las 9:05 pm., un joven estudiante reporta haber visto un hombre con un tifón ardiente en el primer piso del edificio Reichstag (Parlamento), a los pocos minutos el fuego se propaga por todo el establecimiento, horrorizando así a la ciudad. Los bomberos capturan en la parte de atrás del recinto a un joven comunista holandés llamado Marinus Van Der Lubbe. Este joven admitió haber incendiado el Reichstag, y una serie de crímenes que no había cometido. Pasado los años se demostró que Van Der Lubbe no podía siquiera dar detalles de cómo llevó a cabo tal incendio y la poca probabilidad de hacerlo un solo hombre. Por si fuera poco, no concuerdan las condiciones físicas del fanático comunista holandés con el modo de actuar según su testimonio, pues él era prácticamente ciego. La muerte prematura de un hombre sin pasado, se multiplica por tres, siempre y cuando el fin sea silenciado o carezca de importancia para una sociedad. ¿Estaría quizás buscando Van Der Lubbe un salto a la fama aceptando su culpabilidad en hechos que no cometió?
Bien es conocido que tras el supuesto atentado, Hermann Wilhelm Göring, (lugarteniente de Hitler y posteriormente comandante supremo de la Luftwaffe o Fuerza Aérea Alemana), aprovecha la oportunidad para culpar a sus eternos enemigos los comunistas de un intento de golpe de Estado. La muchedumbre alemana comienza a temer de una posibilidad real del hecho. Hitler presenta al día siguiente un decreto de emergencia de seis artículos redactados por Göring. Estos solicitaban la suspensión de varios artículos de la Constitución de Weimar, con el objetivo de «proteger los documentos culturales alemanes». Este es un punto clave del éxito, el llamado Decreto del incendio del Reichstag, acababa con todos los derechos que suelen defender las naciones democráticas, dígase la libertad de expresión y de prensa, respeto a la propiedad privada, inviolabilidad del domicilio, de la correspondencia y de las conversaciones telefónicas; así como la libertad de reunión y de asociación. Además, permitía al gobierno nacional intervenir cualquier gobierno regional que considerase incapaz de mantener el orden en su estado. De este modo Hitler estaba haciéndose sentir como un dictador en progreso Había jurado como Canciller de Alemania cuatro semanas antes, instó al presidente Hindenburg a que firmara el decreto de emergencia para suspender las libertades civiles con el fin de «contrarrestar la confrontación despiadada del Partido Comunista de Alemania». Paul von Hindenburg era un hombre pragmático, en su estado de hombre enfermo y cansado, tampoco quería enfrentar disputas con su canciller, así que lo firmó sin vacilación.
Hitler comienza sus amenazas hacia quienes consideraba sus enemigos, dispuso a lanzar una campaña de alerta contra el terror comunista para alentar a favor del partido nazi, y a las masas para que le apoyasen. Modera su discurso antisemita, (al menos en público) y aseguró al pueblo alemán, que si no votaban en favor de los nazis, habría una guerra civil, (es decir que también amenaza al pueblo que supuestamente amaba). Intensifica las persecuciones a los comunistas quienes fueron arrestados y enviados a los primeros campos de concentración, donde son recluidos todos aquellos que se oponían al nuevo régimen, si es que antes no eran asesinados por las S.A.
Pasado un solo día del incendio, Alemania ve como su cielo se tiñe sobre los escombros del Reichstag con el rojo de la bandera de la esvástica. La muestra inmaculada del triunfo nazi sobre los comunistas. Por si fuera poco, Van Der Lubbe fue condenado y decapitado. Este incendio fue una pieza fundamental en la carrera política de Hitler, que una vez más salía victorioso con las manos ensangrentadas de tigre asesino.
El día 5 de marzo de 1933, se organizaron las últimas elecciones democráticas bajo el mandato de Adolfo Hitler, que a pesar de su intensa campaña obtuvieron solo el 44% de los votos. El canciller en un intento sucio y desesperado hace uso del decreto del incendio del Reichstag, arrestando a diputados comunistas y algunos socialdemócratas, pasando por alto su inmunidad parlamentaria. Con esta acción contaba con suficientes diputados como para cambiar la Constitución y hacerse con más poder del que contaba.
Con la llegada del 21 de marzo del 1933, se inaugura el Parlamento del Tercer Reich en la iglesia de Potsdam, donde Hitler se empeñó en hacer dar una impresión de subordinación ante su presidente Hindenburg. Dos días más tarde de la gran ceremonia, el canciller de Alemania obtiene la ley de habilitante que acababa con el gobierno parlamentario y lo convertía en nada más y nada menos que en un dictador constitucional. Para no enemistarse con su presidente le conservó siempre los poderes del mandato. Hitler ya tenía suficiente poder para decretar leyes fuera de la Constitución y Alemania se prepara para una nueva etapa llamada “Gleichschaltung” (coordinación). El Estado y la sociedad comenzaron a ser asimiladas directamente por el Partido Nazi y su centralizada organización totalitarista. Atacaron al federalismo alemán, se colocan gobernadores en cada Estado del país y todos debían responder y subordinarse a las decisiones de la directiva de Berlín.
Los sindicatos también fueron disueltos, pero antes el dictador realizó una maniobra para ganarse su confianza. Les concedió el día que tanto habían reclamado, el 1 de mayo, y lo hizo día de festividad. La propaganda Nazi, ahora bajo el mando del nuevo ministro de propaganda Goebbels, organizó manifestaciones por todo el país, incentivando al respeto y buen trato a los trabajadores. Cien mil manifestantes asistieron al aeropuerto de Tempelhof para escuchar a Hitler, que resultaba muy creíble ante una multitud que le atendía con admiración. Sin embargo al día siguiente este hombre decide un cambio drástico en el gobierno que disuelve los sindicatos y son coordinados por un único sindicato: «Frente Alemán de Trabajo». Los socialdemócratas quedaron totalmente indefensos ante las leyes de este hombre y perecieron junto a los comunistas en campos de concentración. Todos los Partidos fueron disueltos, dejando así un solo Partido en Alemania: El Partido Nazi, que se encargaba de controlar la prensa, la radio, los cines y los teatros. Los directores de cine debían presentar antes sus guiones a los críticos Nazis, antes de comenzar un proyecto de rodaje. Lo mismo pasaba con todo los medios de disfunción pública. Alemania solo tenía derecho a saber lo que el gobierno quería y la propaganda llegó a jugar un papel fundamental en la repercusión de los futuros sucesos y comportamiento del pueblo alemán. Hubo una acción que sin lugar a dudas queda registrada en la historia y muestra el carácter del Tercer Reich: la noche de los cuchillos largos u Operación Colibrí. Entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1934, (una purga política tuvo lugar en Alemania). Una serie de asesinatos se llevaron a cabo por los nazis para apoderarse de toda la estructura del Estado alemán. Mucha de las víctimas de esta acción pertenecían al grupo paramilitar Nazi S.A., e incluso su líder, Ernest Röhm fue asesinado. Hitler le veía como una amenaza a su poder y expuso abiertamente la homosexualidad de Röhm. Todo aquel que fuera opositor del régimen que comenzaba nacer fue asesinado, desde críticos hasta aquellos que eran leales al vicecanciller Franz von Papen. Hitler manifestó que todos los asesinatos habían sido totalmente legales. La purga reforzó y consolidó el apoyo de la Reichswehr (Fuerza Armada Alemana) a Hitler, aportando fundamentos jurídicos al régimen. Esta luego fue llamada Wehrmach.
Para 1934 se construyen grandes autopistas que funcionarían para absorber el desempleo, el mismo Hitler se le pudo ver con una pala en mano como si fuera un trabajador más, demostrando con cinismo su papel de hombre del pueblo. Como una segunda intención, estas autopistas serían de utilidad para un rápido desplazamiento por Alemania en la guerra que venía planificando el dictador. Un eslogan que se puso muy de moda en aquel tiempo fue: Cañones antes de mantequilla.
Con la muerte del presidente Hindenburg, Hitler aprovecha la oportunidad y anuncia que él mismo asumirá los cargos de Canciller, Presidente y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Es de este modo que toma el control absoluto de Alemania y hace que se rindan a sus pies. Todos los hombres y el ejército alemán le jurarían lealtad directamente. De esta manera hacía entender que si no estabas de acuerdo con Hitler, estabas en contra de Alemania. Se autoproclama Führer, que es el equivalente a “el guía del pueblo”, pero este dictador no hizo más que conducir a Europa a un Holocausto sin precedentes cambiando el rumbo de la historia de la humanidad.
La llegada de Hitler al poder no son una serie de acciones tomadas al azar, sino una serie de asesinatos, mentiras, intimidaciones, juego sucio, conspiraciones, sabotajes y represiones a una nación con disfraz de salvador. Solo a través del estudio de la historia de aquellos primeros años en que Hitler llega al poder podemos hacernos una idea de cómo un simple cabo llega a dominar a toda una nación. Si es cierto que la política es una cosa repugnante y sucia cuando se anteponen los intereses individuales de hombres antes del pueblo, es el caso de Hitler un claro ejemplo. Una vez más hay que hacer conciencia a los pueblos de quienes son las personas idóneas para que los representen, las consecuencias pueden ser indudablemente funestas.
